Por qué la electricidad es (y seguirá siendo) el agente más importante en la descarbonización del transporte por carretera.

By Volta Trucks

Escrito por Carl Magnus Norden, fundador de Volta Trucks

En el pasado mes de mayo, la exposición Advanced Clean Transportation (ACT), en California, dio la bienvenida a algunos de los líderes mundiales en innovación de transporte de tecnología verde. 

Este hecho supuso una buena oportunidad para lanzar y mostrar nuestro propio Volta Zero, totalmente eléctrico, por primera vez en EE. UU. y también para aprender de nuestros amigos estadounidenses del sector.

Me sorprendió el gran debate sobre otras supuestas alternativas a los combustibles fósiles en el transporte por carretera, incluidos el biodiésel y los combustibles electrónicos, a pesar del sólido progreso de la tecnología de las baterías. Esa conversación no solo se limita a EE. UU., sino que también afecta a Europa, donde muchas OEM también hablan de estas alternativas a los combustibles fósiles, supuestamente «limpias» y viables, que buscan mantener los motores de combustión interna en funcionamiento.

Mirándolo bien, parecía que estas propuestas simplemente pretendían justificar la necesidad de preservar el motor de combustión, incluso tras la futura eliminación progresiva de los camiones diésel en 2040.

Tomemos como ejemplo, el biodiésel, en forma de aceite vegetal hidrotratado (HVO). La cantidad de aceite de palma necesaria repara producir los volúmenes necesarios para su uso, requeriría de una cantidad significativa de deforestación de los bosques de los que se extrae, lo que causaría efectos catastróficos para el clima y la biodiversidad. También empeoraría la escasez mundial de alimentos, pues el uso de la tierra, que de otro modo se dedicaría a la nutrición de la población, se desviaría hacia la extracción del combustible la propulsión de vehículos. Por este motivo, la legislación de la UE ya está considerando y abordando las posibles amenazas de deforestación que plantea la producción de biocombustible, por lo que la Directiva relativa al fomento de energías renovables de la UE (RED 2) busca prohibir todo el aceite de palma en los biocombustibles para 2030. El Reglamento sobre deforestación de la UE recientemente adoptado estipula que, a partir de 2025, todos los importadores de aceite de palma tendrán que demostrar que sus productos no contribuyen a la deforestación.

Del mismo modo, no habrá volúmenes suficientes de combustibles electrónicos producidos con electricidad limpia disponibles pronto.

Por otro lado, e incluso si se tiene en cuenta la captura y almacenamiento de carbono, teóricamente, la cantidad de electricidad necesaria no estaría disponible hasta la década de 2030, sobre todo teniendo en cuenta que otros sectores, como el doméstico, buscan cada vez más la electrificación. Es mucho más eficiente utilizar la electricidad para alimentar vehículos directamente, en lugar de usarla indirectamente para producir combustibles electrónicos.

Por último, incluso si se producen de forma sostenible y en volúmenes suficientes, el uso tanto de biodiésel como de combustibles electrónicos seguiría contribuyendo a la contaminación del aire local a través de la emisión de NOx y de partículas. La contaminación del aire sigue siendo la mayor amenaza medioambiental inmediata para la salud humana y se estima que causa más de 300 000 muertes prematuras al año, según la Agencia Europea del Medio Ambiente.

Somos la primera generación en sentir los efectos del cambio climático y la última que puede actuar para revertirlo. Los vehículos a motor de combustión interna están, de una manera literal, alimentando esta crisis y debemos actuar para detenerla ya. La solución más fácil de adaptar y más y eficiente ya está disponible y se llama movilidad eléctrica.

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